La visita al Santísimo Sacramento es un gran tesoro de la fe católica. Nutre el amor social y nos brinda oportunidades para la adoración y la acción de gracias, la reparación y la súplica.

Es también para mí un gozo reafirmar ante Irlanda y el mundo entero la admirable enseñanza de la Iglesia Católica sobre la presencia consoladora de Cristo en el Santísimo Sacramento: su Presencia Real en el sentido más pleno: la presencia sustancial por la cual Cristo, Dios y hombre, está presente en su totalidad (cf. Mysterium Fidei, 39). La Eucaristía, en la Misa y fuera de ella, es el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo y, por lo tanto, merecedora del culto que se rinde al Dios vivo, y solo a él (cf. Mysterium Fidei, 55; Pablo VI, Discurso del 15 de junio de 1978).

Así pues, queridos hermanos y hermanas, cada acto de reverencia, cada genuflexión que hacen ante el Santísimo Sacramento, es importante porque es un acto de fe en Cristo, un acto de amor a Cristo. Y cada señal de la cruz y gesto de respeto al pasar por una iglesia también es un acto de fe.

Que Dios os preserve en esta fe, esta santa fe católica, esta fe en el Santísimo Sacramento.

- San Juan Pablo II